sábado, 21 de octubre de 2023

 

El sol del futuro

Jorge Abel Carmona Morales

Dalisur99@yahoo.com.mx

De Nanni Moretti

La última película del multipremiado director italiano Nanni Moretti es una balada triste que utiliza el humor negro para rememorar varios hechos de una época ida. La del cine libre, no ligado a las determinantes del mercado mundial. De aquellos autores que expresaban sus puntos de vista más íntimos, sin la presión del neoliberalismo que las plataformas virtuales imponen hoy en día, creando así la estética contemporánea y generando unos modos estandarizados de concebir la imagen. Lo recalca el director de “La habitación del hijo” en varias de las escenas de esta obra, competidora en la selección oficial del Festival de Cine de Cannes del año 2023. Por eso su vida se ha hecho un cúmulo de momentos que exudan monotonía por todas partes y que salpica de uno u otro modo a sus familiares más cercanos. Su esposa tiene la firme intención de pedirle el divorcio, pero el respeto que le profesa a este hombre reconocido nacional e internacionalmente, impide darle la noticia. Ella es la productora de sus películas y por eso entiende el proceso creativo de cada una de ellas. No obstante, sabe que el cine ha cambiado por la eclosión de un público nuevo que no parece hacerse demasiados cuestionamientos sobre los grandes temas político-filosóficos de la historia. Lo vemos en la película que rueda, donde se muestran las decisiones, los apoyos, las intenciones políticas del secretario del partido comunista italiano, Palmiro Togliatti, frente al apoyo que brinda a la Revolución húngara promovida por los estudiantes en el año 1956, en contra de los desafueros autoritario de la Unión Soviética. A este personaje trascendental para entender el desenvolvimiento de la izquierda italiana, el director le otorga un notorio protagonismo. De modo que mientras vemos una película que homenajea al mundo del cine a través de una mirada crítica de los nuevos procedimientos para realizarlas y para promocionarlas, también encontramos un punto de vista que admira lo que alguna vez fue y sucedió de otro modo, obviando lo que pudo ser una verdadera revolución para Europa.

Asimismo, lo vemos en momentos de tensión que se generan cuando el director le enseña a otro director sobre la importancia de ofrecer escenas que simbolicen algo, y no, que se conviertan en meros tips destinados a colmar las expectativas del gusto cinematográfico actual. Por eso cuando un personaje le apunta a otro con una pistola de frente y a unos pocos centímetros de distancia, aquel diserta sobre la intencionalidad de aquella escena, sobre la explicitud de ésta que realmente no le aporta nada al público. Giovanni se convierte, entonces, en un maestro que quiere enseñar lo que sabe por la experiencia de haber desarrollado una obra muy personal, solo pensada para satisfacer las obsesiones propias, de modo independiente. No pretende evangelizar a nadie porque es capaz de dar el brazo a torcer respecto a lo que predica porque al final sabe que es inevitable el avance de los nuevos tiempos.

Si bien “El sol del futuro” es una película que toma como excusa algunos hechos políticos, estamos frente a una obra existencial. La vida y la obra del director son dos versiones de la misma cosa. la ideología que predica en términos estéticos parece disolverse con la desazón que le produce la imposibilidad de atajar las oleadas de cambios que Netflix, los productores coreanos, el desinterés político de la juventud, reflejada por ejemplo en la pregunta que hace un muchacho al principio de la obra donde dice: ¿Hubo comunistas en Italia?, han impreso al campo fílmico mundial. Giovanni se siente como un dinosaurio, convencido de sus ideas y tal vez de su superioridad espiritual e intelectual respecto de las otras personas. Pero su pasión personal por la vida se expresa en momentos emblemáticos del filme como ese hermoso baile desprevenido que el equipo de la película dentro de la película desarrolla, con el atrevimiento de la espontaneidad al ritmo de esa hermosa “Voglio vederti danzare” cantada por Franco Battiato” o la introspección visual construida por “Y si tu no has de volver”, versión en italiano del gran Joe Dassin o la posibilidad de dejarlo todo así y abandonarse a una ráfaga de felicidad.

“El sol del futuro” no pretende ideologizar sino mostrar algunos aspectos autobiográficos del director, quien banaliza algunas situaciones a través de un humor estilizado que recuerda a otros directores italianos como Federico Fellini, en “8 y ½”. Por eso esta obra fílmica es un homenaje al séptimo arte por medio de personajes reales que tuvieron o tienen una existencia real, y sugiriendo además que el paso del tiempo también va convirtiendo en anticuarios a algunos autores que no han sabido adaptarse al mercado mundial actual. Desde este punto de vista, se lanza puyas a lo que la cultura contemporánea ha dejado en la juventud, pero no sin intentar mostrarle la deriva de lo que ha ocurrido, de los tiempos dejados atrás, de las visiones y de la praxis que de uno u otro modo han edificado la sociedad presente. El letrero rojo sobre el muro, con el cual inicia la obra fílmica, se va construyendo por partes hasta mostrarse como una idea gigantesca que se produce de modo artesanal, con lazos colgantes desde el filo superior, es un mensaje iniciático de compromiso con la elaboración artística del autor clásico.

Pero las paredes pueden permanecer obstaculizando el arte sino recordamos ciertas experiencias creadoras que los antiguos nos legaron como una declaración de amor para que jamás permitamos que se nos olvide.

 

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